martes, 19 de junio de 2012

Artículo de opinión

¿Batukadas? NO, GRACIAS.


Parece mentira, pero el movimiento 15M ya ha cumplido un año. Todos nos emocionamos cuando vimos que por fin, la política dejaba de ser un tema tabú y la gente dialogaba libremente en plazas y calles de nuestras ciudades. Lo cierto es que, a pesar de esto, los logros conseguidos por este supuesto movimiento son escasos. ¿A que se debe esto?

Muchas son las razones. La primera y principal razón es el anhelo de querer abarcar demasiadas posturas políticas, es decir, no querer “discriminar” a nadie. Esto tendría cierto sentido si las conclusiones sacadas de las asambleas locales no mostraran cierta inclinación hacia una izquierda reformista, ya que a pesar de gritar y defender posturas socialdemócratas prefieren no mojarse y, de esta forma, conseguir un mayor respaldo social.

Otra gran razón es la forma de lucha. Nadie pone en duda la necesidad que tiene un movimiento social de organizar su lucha. Pero el 15M ha llegado mas allá, hasta el punto de burocratizarla. Se pierden en asambleas eternas donde solo exponen los problemas pero apenas proponen soluciones para paliarlos. De esta forma se convierten en un conjunto de demócratas incapaces de buscar salida a las decadencias existentes en este supuesto “estado del bienestar”... ¡Aiba! ¿A quien me recuerdan? A si, a la calaña política de la que tanto se quejan. 

 
La lucha pacifica debe ser perfectamente honrada y respetada. Pero en el momento en el que un estado usa la violencia para erradicar los levantamientos de pueblo, intentar acallar nuestras voces, la lucha pacifica no sirve para nada, y esto ha quedado plasmado en todo este tiempo. Es entonces cuando debe aparecer la resistencia, la revolución. Ha quedado claro que indignarse no es suficiente. La revolución no será factible con batukadas y caceroladas. Es necesario involucrarse, mojarse, luchar.

Autor: PY

PD. REVOLUCIÓN, NO REFORMA.

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