La libertad de manifestación en los EE.UU parece que poco a poco va a ser algo del pasado, a juzgar por las nuevas leyes de orden público y por los nuevos sistemas de armas “no letales” que el Pentágona está anunciando.
Apenas hace unos días se organizó ante la prensa en el polígono militar de Cuantico, en Virginia, una presentación del sistema de disuasión activa “Silent Guardian”, fabricado por la empresa Raytheon para el Programa de armas no letales del departamento de Defensa.
Consiste en un rayo microondas que se dispara contra los manifestantes desde una parábola montada en un camión-tanque, provocándoles quemaduras superficiales pero insoportables que los obliga a dispersarse. El efecto desaparece en cuanto la persona sale del radio de acción de las ondas, y según sus inventores no causa ningún daño físico permanente, porque la frecuencia es muy débil (95 gigahertz) y apenas penetra en la epidermis, menos de medio milímetro.
Quién lo ha experimentado afirma que en un abrir y cerrar de ojos, se siente una imprevista explosión de calor en el pecho y en el cuello, que impulsa a huir lo más lejos posible y una fuerte sensación de calor al menos durante diez segundos. La característica más apreciada entre los teóricos del “crowd control” es la de que se puede utilizar a larga distancia, puesto que el alcance del rayo microondas es de más de 700 metros. Otros sistemas no letales (taser, hidrantes y balas de goma) solo pueden usarse de cerca.
Hasta el momento el “Silent Guardian” solo se había utilizado en la guerra de Afganistán. O mejor dicho se envió allí en 2010 (montado en un blindado Humvee), pero el general Stanley McChrystal, en ese momento comandante de las tropas de los EE.UU y de la OTAN en Afganistán, lo devolvió porque temía que produjese un impacto negativo en la población local.
El temor (nada infundado según los anuncios mostrados en la simulación) es que esta tecnología represiva termine utilizándose para mantener el orden público en las manifestaciones masivas de EE.UU.