lunes, 6 de febrero de 2012

Los verdaderos intereses de la Iglesia



Un nuevo escándalo ha salpicado al Vaticano dentro de una sonada estafa a la alta sociedad romana. Se trata de 1.700 personas -entre ellas hay muchos famosos- que confiaron sus ahorros a una firma financiera que prometía altos intereses y reinvertía el dinero en fondos de paraísos fiscales, pero que al final ha hecho desaparecer 300 millones de euros.
Entre los afectados, el lunes le tocó declarar a un fraile dominico, Francesco Ricci, 59 años, rector de la basílica de Santa Sabina, en el barrio romano del Aventino, y salió a la luz una historia sorprendente. Tanto por las sumas que manejaba, pues invirtió 1,6 millones de euros en el sistema y perdió 700.000, como por el origen del dinero: según declaró, procedía de fieles que le pagaban como postulador de causas de canonización, el largo proceso burocrático vaticano para promover el reconocimiento de la santidad de alguien.
Entre eso y que el dinero estaba en una cuenta del IOR, el célebre banco del Vaticano, algunos medios italianos apuntaron ayer que eran incluso fondos de la propia Congregación de las Causas de los Santos, el 'ministerio' pontificio que se ocupa de esa labor. El portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi, lo desmintió: «Ricci actúa por cuenta de su orden y no pertenece en ningún modo a la Congregación. Los postuladores son 'clientes' de la Congregación, a la que se dirigen para promover las causas de las que se ocupan y que no tiene nada que ver con el caso».
Después de todo lo que estamos presenciando, este nuevo escándalo tampoco nos sorprende demasiado. ¿De verdad les sorprende el descenso de la fe católica en la sociedad?

Nos pretenden predicar mensajes cargados de valores humanos y solidaridad, para luego a nuestra espalda hacer lo que tanto critican. Es denigrante la verdad...
El precio de una santificación
De cualquier modo, en el caso del fraile el embrollo plantea muchas preguntas incómodas sobre un mecanismo esencial de la Iglesia, los procesos de santidad y la verificación de milagros, que Ricci sufrió para responder ante el tribunal.
Por ejemplo, si tan enorme suma de dinero era para sufragar los gastos de causas de canonización, ¿cuánto cuesta realmente hacer un santo?; y si era para ese fin, ¿por qué lo destinó a otra actividad, que además implicaba operaciones financieras ilegales en el extranjero? Ricci aseguró que esa fortuna es ajena a la Santa Sede y «es una suerte de comisión por mi trabajo».
Asesorado por conocidos, lo confió a la sociedad investigada porque ofrecía intereses de hasta el 20%, frente al 3-4% del IOR vaticano. «Quien quiere abrir un procedimiento paga una suma, que depende del estudio que se debe hacer: intervienen médicos, historiadores, hay que consultar archivos... No hay tarifas, depende de las páginas, de las horas, de la dificultad... Pagados los gastos, invertía el dinero que quedaba», explicó en el juicio.

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