Actualmente tenemos un Gobierno que pone en cuestión servicios tan básicos para la sociedad como la sanidad, la educación o la protección social. Pero sin embargo otros gastos parecen resultar muy importantes para el país, como por ejemplo el gasto militar. Durante el año 2011el gasto militar en España fue de 17.248 millones de euros, un 1,62% de nuestro PIB y un 4,76% de los Presupuestos Generales del Estado.
Esto supone un gasto de 47 millones al día en inversiones armamentísticas. Para ver el gran presupuesto que se dirige a gasto militar, podemos apuntar los presupuestos de algunos ministerios: Sanidad y Política Social, 2.553 millones de euros; Educación, 2.797; o Justicia, 2.564.
Según los datos que facilitó el anterior secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez poco antes de dejar su cargo, la deuda que trae consigo España por sus inversiones en gasto militar llega a los 36.000 millones de euros. Al firmar esos contratos con la industria armamentística, España aceptaba un escenario de pagos.
La generación de esta deuda comenzó con el Gobierno de José María Aznar. Se pensó que España debía renovar su defensa, es decir, comprar nuevas y sofisticadas armas mediante unos programas de inversión (el avión de combate europeo Eurofighter, las fragatas de proyección y multiusos F100 y los carros de combate Leopard). Con el único objetivo de reformar el ejército español para hacerlo más profesional y moderno.
Para financiar este proyecto, se desarrolló una original fórmula de pago: se comprometían diversos programas con las principales industrias militares, aplazando su entrega y su pago en el futuro.
Uno de los inconvenientes de esta fórmula es que los pagos nunca se vuelven anticuados, pero las armas, sí. Es decir, para cuando se pactó la entrega del armamento, este ya quedaba viejo, por lo que había que planificar una nueva inversión. Sin embargo, las deudas se mantienen. Por otro lado, Defensa queda atada durante años a estos programas de inversión, sin margen de maniobra.
Aznar impulsó esta política (el 51% de los actuales créditos) y Zapatero la continuó. Un círculo vicioso porque siempre habrá que volver a comprar armamento nuevo.
Lo más sorprendente de todo es que el actual ministro de Defensa, era secretario de Estado de ese ministerio cuando empezó esta política de renovación de nuestro ejército. Él era el encargado de las compras y de los contratos. Ahora vuelve al Ministerio, esta ejerciendo de máximo responsable, por lo que será el encargado de buscar una salida a la abultada deuda.
Él la creó y él la solucionará ¿Y a qué se dedicó Morenés mientras salía y entraba en el Ministerio de Defensa? Pues principalmente a dirigir los destinos de la empresa MBDA, un emporio que construye misiles y demás armas. Pocas semanas antes de que Morenés volviera a Defensa, su empresa, MBDA, demandó al Estado español por daño emergente y lucro cesante, al haber renunciado a la fabricación de las dañinas bombas de racimo. MBDA exigía una indemnización de 40 millones de euros.
Pero para rematar la situación, el Gobierno ha autorizado en el Consejo de Ministros celebrado este viernes la compra de 772 camiones ligeros todoterreno militares de 1.500 kg de carga útil por 149 millones de euros, sin IVA, ante la "necesidad de renovar, actualizar y completar las plantillas de vehículos de transporte".
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